Oda a Sabanagrande
A la
memoria de todos los municipios del caribe colombiano
víctimas
de la violencia
Rayos de oro brotan de la Sierra al Este
que del azul infinito a tu suelo se
expande
ruge allí bravo impetuoso torrente
y altiva te levantas ¡Oh! Sabanagrande
De la estirpe indígena Cacón y
Taunemas
el abrazo Tancamo al cruel
conquistador
huidas salvajes con palos y gemas
y gestas de armas repletas de ardor
Rondas viejas leyendas en tu blanco
penacho
que se extienden cual hilos que mil
manos te bordan
allí están esos sueños del valiente
Camacho
y el recuerdo fugaz de esas líberas
hordas
Salpicado de sueños en ese Valle
grande
penetrado una y mil veces de motores
sin fin
recostada estás en la ciénaga grande
y bordada de olas del Magdalena afín
La tarde se asoma fragante y bravía
en el azul de tu cielo que se
extiende sin par
allí están esos montes que a la voz
De María
allá van esos surcos repletos de vida
y de paz
Cuántos vivos recuerdos a diario
presiento
de aquel puente de piedra que el
arroyo cubrió
de las ceibas valientes cayeron
fragmentos
y el arroyo bravío un día, quizás, no
volvió
Se extiende, cuan largo, el camino
hacia el río;
y bordeas el muro que encierra el
fervor
alcanzas el chorro de vida y de brío
que zurce de escamas, red y pescador
Dónde están los colosos que cuidaban
tu estirpe
que junto a Ceres la diosa
circundaban tu suelo
dónde están? ya se han ido y sus
hijos no existen
pero quedan los rayos de tu raza y tu
pueblo.
Vibra el hierro forjado a los rayos
de sol
el espacio sucumbe, se ilumina el
taller
y en las manos forzosas de ese buen
forjador
orgulloso el yunque, el fruto, el hoy
y el ayer.
Algarabía de niños camino a la
escuela
con tardes de fútbol, de sol y de
amor;
esplendor eterno que al viento se
eleva
esperanza viva frondosa en calor.
Y aquella eterna guerra del abuelo;
y los nuevos relatos que aquí vuelven
y aquí están
Pasan raudos, veloces, alegres,
porfiados
mil risas envueltas en juegos de hoy
allá van cuan altivos al encuentro
diario
allí están esos claustros, allí
están, allí soy.
Reflejan tus calles devota alegría
tu suelo eterniza el son del rayar
festivos bordados se asoman un día
cadencias que tejen y aroman tu andar
Caminan altivas,
devotas, vivaces
esparciendo el suelo de
aroma y candor
tu estirpe recrea y en
todos renace
el más puro encuentro de
fe y de amor.
Secretos añejos tus
calles esconden
que semejan enjambres en
tu piel cada tarde
también esperanzas y
cantos responden
eres faro que guía,
noble y leal Sabanagrande.
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