sábado, 9 de marzo de 2013

Oda a Sabanagrande. Leonardo Gutiérrez Berdejo


Oda a Sabanagrande

A la memoria de todos los municipios del caribe colombiano

víctimas de la violencia

                                                                                 

Rayos de oro brotan de la Sierra al Este

que del azul infinito a tu suelo se expande

ruge allí bravo impetuoso torrente

y altiva te  levantas ¡Oh! Sabanagrande

De la estirpe indígena Cacón y Taunemas

el abrazo Tancamo al cruel conquistador

huidas salvajes con palos y gemas

y gestas de armas repletas de ardor

Rondas viejas leyendas en tu blanco penacho

que se extienden cual hilos que mil manos te bordan

allí están esos sueños del valiente Camacho

y el recuerdo fugaz de esas líberas hordas

Salpicado de sueños en ese Valle grande 

penetrado una y mil veces de motores sin fin

recostada estás en la ciénaga grande

y bordada de olas del Magdalena afín

La tarde se asoma fragante y bravía

en el azul de tu cielo que se extiende sin par

allí están esos montes que a la voz De María

allá van esos surcos repletos de vida y de paz

Cuántos vivos recuerdos a diario presiento

de aquel puente de piedra que el arroyo cubrió

de las ceibas valientes cayeron fragmentos

y el arroyo bravío un día, quizás, no volvió

Se extiende, cuan largo, el camino hacia el río;

y bordeas el muro que encierra el fervor

alcanzas el chorro de vida y de brío

que zurce de escamas, red y pescador

 

Dónde están los colosos que cuidaban tu estirpe

que junto a Ceres la diosa circundaban tu suelo

dónde están? ya se han ido y sus hijos no existen

pero quedan los rayos de tu raza y tu pueblo.

Vibra el hierro forjado a los rayos de sol

el espacio sucumbe, se ilumina el taller

y en las manos forzosas de ese buen forjador

orgulloso el yunque, el fruto, el hoy y el ayer.

Algarabía de niños camino a la escuela

con tardes de fútbol, de sol y de amor;

esplendor eterno que al viento se eleva

esperanza viva frondosa en  calor.

 

Y aquella eterna guerra del abuelo;

y los nuevos relatos que aquí vuelven y aquí están

 

Pasan raudos, veloces, alegres, porfiados

mil risas envueltas en juegos de hoy

allá van cuan altivos al encuentro diario

allí están esos claustros, allí están, allí soy.

Reflejan tus calles devota alegría

tu suelo eterniza el son del rayar

festivos bordados se asoman un día

cadencias que tejen y aroman tu andar

Caminan altivas, devotas, vivaces

esparciendo el suelo de aroma y candor

tu estirpe recrea y en todos renace

el más puro encuentro de fe y de amor.

Secretos añejos tus calles esconden

que semejan enjambres en tu piel cada tarde

también esperanzas y cantos responden

eres faro que guía, noble y leal Sabanagrande.

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