El Parque Güell, Barcelona, España
Leonardo Gutiérrez Berdejo
Desplazarse de Sabadell a Barcelona y,
luego, al Parque Güell es más sencillo
de lo que uno podría imaginarse, considerando que hay que tomar primero el tren
y después el metro. El tren que va de la
estación Sabadell Norte a Barcelona, es
rápido y cómodo y te deja en la Plaza de Cataluña y allí, sin ninguna dificultad, tomas el metro de
Barcelona que, aunque le falta un poco de aseo, te transporta de manera confortable y veloz hasta la
estación de Vallcarca, lugar en la que empiezas el ascenso hasta el famoso
parque, no por la entrada principal, sino por la puerta de atrás, como después
lo pude observar.
El ascenso al parque por este lado, cerca de la estación Vallcarca del metro, como lo hice yo es
fatigoso, a pesar de las muchas escaleras eléctricas que hay instaladas en
plenas calles, loma arriba, para amortiguar la fatiga que tal trayecto produce.
También lleva sus minutos y sus
cansancios y requiere, modestia aparte,
su nivel de resistencia, pero Lucía, mi gentil acompañante, esposa de mi amigo
Josep y que se mueve con cierta facilidad en esta gran ciudad, tiene sus
rarezas a la hora de movilizarse y
decidió esta entrada a la principal, como lo hace, quizás, todo el mundo.
El Parque Guell es, simplemente,
hermoso. Es una manifiesta y hermosa expresión de la estrecha integración hombre – naturaleza, entre la inteligencia humana y la
arquitectura natural, entre el diseño del hombre y esa especie de creación surgida en medio del
susurro del bosque. Fue construido por
Antonio Gaudí, arquitecto catalán, máximo representante del modernismo y uno de
los principales pioneros de las vanguardias artísticas del siglo XX. Su figura
es una de las más sorprendentes de la historia de la arquitectura, tanto por
sus innovaciones, en apariencia intuitivas, como por su práctica aislada de las
corrientes internacionales e imbuida a menudo en el mero trabajo artesanal.
Antoni Plàcid Gaudí i Cornet nació
el miércoles 25 de Julio de 1852 en el Baix Camp, provincia de Tarragona, hijo de un forjador; su madre
muere en su juventud. Después de trabajar como aprendiz de forjador (lo cual le
sirvió de base para su excelente trabajo con el hierro) Gaudí comenzó sus
estudios de arquitectura en la Escuela Superior de Arquitectura de Barcelona. Otros historiadores señalan el nacimiento de
Gaudí en Reus, por lo que nadie tiene, hasta ahora, pruebas concluyentes sobre
su lugar de nacimiento.
Sus primeros trabajos fueron la fuente del complejo del Parc de la
Ciutadella en Barcelona, junto con Josep Fontserè i Mestres, la cual se
completo entre 1877 y 1882, la Casa Vicens, la cual se construyo en Barcelona
entre 1878 y 1880 (un edificio neogótico en el que ya se aprecia su fuerte
personalidad) y El Capricho, una casa en Comillas, en el Norte de España, en la
cual Gaudí trabajo desde 1883 a 1885. En
estos trabajos probó su perfecto conocimiento del hierro como material,
conocimientos que había aprendido como aprendiz.
Poco después comenzó a trabajar
para el que sería su principal mecenas durante el resto de su carrera, el
empresario textil Eusebio Güell: primero con las caballerizas de su finca en
Pedralbes, y más tarde con el palacio Güell (1885-1889) en Barcelona, un
edificio pleno de espacios y formas innovadoras. Durante esta primera etapa de
carácter historicista también construyó algunas obras fuera de Cataluña, entre
las que cabe reseñar el palacio episcopal de Astorga (comenzado en 1887) y la
casa de los Botines (1891-1892) en León.
El Parque Güell (antes Finca Güell) es una obra paisajística
jalonada de elementos arquitectónicos, como se puede ver en la gran sala
hipóstila sobre la que se asienta la plaza principal —conocida como el ‘teatro
griego'—, el banco ondulado que delimita esta explanada y los soportales
inclinados sobre los que discurre el viaducto.
En 1884 Eusebi Güell, rico empresario textil de
Barcelona, encargó a Antoni Gaudí la realización de distintas obras para la
extensa finca que tenía entre los pueblos de Les Corts y Sarrià, dónde
actualmente está la Zona Universitaria. Estas obras consistieron en la
construcción del muro de cierre con tres puertas, la portería y las
caballerizas, un mirador, una fuente, la capilla de la casa-residencia y varios
complementos decorativos. La Finca Güell estaba formada por dos grandes fincas
(Can Feliu y Torre Baldiró) que Joan Güell había comprado en la década de 1870,
más una tercera, llamada Can Cuyàs, que adquirió Eusebi Güell en 1883.
El parque, no sólo recrea el paisaje sino que lo
integra en un conjunto armonioso. Es una combinación agradable y espectacular
de la genialidad arquitectónica y la naturaleza. Al llegar
a una especie de plaza romana que da cabida con facilidad varios cientos
de personas (hoy hay más de quinientas personas de todo el mundo) y que hace de
mirador, el visitante no puede dejar de maravillarse ante la vista espectacular
de parte de la ciudad. Se desciende luego un poco para observar que esa gran
plaza está “sostenida” por muchas
columnas que conforman un espacio de descanso obligado que te prepara para la
vista para esa pequeña maravilla de “La Salamandra”. El parque es simplemente poesía
hecha realidad y un sitio obligado de
visita en Barcelona.
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