lunes, 25 de febrero de 2013

Los Talleres de Escritura y de Lectura, la Tertulia Literaria y el Protagonismo.

Los Talleres de Escritura y de Lectura, la Tertulia Literaria y el Protagonismo.




Los Talleres de Escritura y de Lectura, la Tertulia Literaria y el Protagonismo.
Taller de Escritura.

Un Taller de Escritura es un espacio artesanal de experimentación en la literatura a través de la propia escritura. Es un lugar de encuentro donde se pierde el miedo a expresarse ya que no existe competición ni rivalidades. En el atreverse a disfrutar del placer por la palabra y el carácter lúdico que acompaña a toda creación, se irá avanzando en el aprendizaje.
El aprendizaje en un Taller es dinámico, individual, pero junto, con y en grupo, lo que favorece la ayuda, el contraste y el estímulo. Se escribe a partir de propuestas creativas concretas acudiendo a la teoría y a textos de autores profesionales cuando sea necesario.
En el Taller es preciso evitar los juicios de valor resaltando aquellos aspectos considerados como logros, y motivando, a través de los comentarios en grupo, la "reescritura".
En un Taller cada participante busca y tiene su propia voz y estilo. Se trata de ayudar a que cada uno consiga escribir aquello que quiere y puede en cada momento, sin rivalidad ni comparaciones. La escritura es un derecho, un disfrute que puede estar al alcance de todos, no necesariamente de los que sólo tengan una meta profesional o hayan sido catalogados como genios. El único requisito para participar o inscribirse en el Taller es que el interesado quiera disfrutar del placer de escribir, se sorprenda con el descubrimiento de las palabras o se reencuentre con ellas, y se permita experimentar aquello de lo qué escribiría si escribiese o se atreviese a escribir.
Taller de Lectura y/o Club de Lectura.
Un taller de lectura está destinado a cualquier persona aficionada a la lectura, o que quiera cultivar el hábito de leer disfrutando de la lectura compartida. LA LECTURA COMPARTIDA, es uno de los escenarios más placenteros que pueda existir en el campo literario.
Un club de lectura es un grupo de personas que leen al mismo tiempo un libro. Cada uno lo hace en su casa pero una vez a la semana o cada quincena, en un día y a una hora fija, se reúnen todos para comentar las páginas avanzadas desde el encuentro anterior.

Sus objetivos son: participar e intercambiar opiniones con otros lectores aficionados; abrirse al descubrimiento de diferentes autores e ir desarrollando el placer de conversar y debatir sobre las lecturas realizadas. El apoyo del grupo es también muy positivo en el caso de algunos libros más exigentes de lo normal; en ese caso, muchos lectores muestran pereza hacia ellos cuando están solos y, sin embargo, se leen con gran facilidad si otras personas lo hacen al mismo tiempo.
Se procura que los libros elegidos no sólo sean variados tanto en autores, nacionalidades y temáticas, sino que se consigan con facilidad y que sean asequibles en su precio. Esto quiere decir que sean títulos que se pueden encontrar en cualquier librería.
Con el taller de lectura se busca recuperar con ello el placer de la conversación tranquila y abierta, la libertad que da acudir a un espacio público y el derecho que cualquier lector tiene a comentar, valorar y compartir sus lecturas.
Para ello es necesario tener en cuenta que todas las opiniones, ideas, conocimientos, dudas... también son interesantes. Cada uno de nosotros puede hacer que estas reuniones sean fluidas, placenteras y divertidas. Cada quien debe poner su parte en este objetivo.
Las tertulias literarias.
Por su parte, las tertulias literarias son encuentros informales entre gentes de letras o no, en los que se habla sobre arte, literatura y política. Vinculadas normalmente a acontecimientos históricos y artísticos, las tertulias sirven muchas veces como pretexto de conspiración política, como fragua de ideas, como estímulo de proyectos de renovación estética, como centros donde se conforman nuevos movimientos literarios. Se realizan al aire libre, como ocurría en el Madrid del Siglo de oro; en palacios; en celdas de conventos, en librerías; en casas de artistas o literatos y con mucha frecuencia en cafés. (ENCARTA).
La tertulia literaria es una actividad cultural y educativa que se ha desarrollado en clubs, grupos de amigos y diferentes tipos de entidades. La tertulia literaria suele generar estímulos para la lectura, y la participación. Todo el grupo se enriquece de las diferentes impresiones y aportaciones ya que se basa en valores democráticos e igualitarios.

Tanto el procedimiento como el contenido introducen prácticas en valores. La tertulia es un instrumento magnífico para la educación en valores. Desarrolla habilidades sociales como la lectura, la expresión, el respeto a las opiniones de los demás. Entre los adolescentes, además de lo anterior, se fomenta la lectura, se superan vergüenzas y miedos, etc. Los libros para leer y comentar en la tertulia se proponen por los propios contertulios.

La metodología que se utiliza se basa en el diálogo. Este se convierte en generador del aprendizaje. El aprendizaje dialógico, que se fundamenta en las aportaciones que desde la pedagogía hizo en su día Paulo Freire o desde la sociología J. Habermas, tiene como base las reflexiones, los debates y los argumentos y las experiencias en la vida cotidiana de las personas participantes. Estos planteamientos definen como objetivo principal de la educación la transformación de social a favor de una sociedad más justa, democrática y solidaria.

En la historia nacional, con el nombre de centros, grupos o tertulias literarias, se conoce a aquellas sociedades que se formaron desde la época próxima a la Independencia, con el fin de intercambiar experiencias políticas e intelectuales y, a la vez, departir amenamente las bondades de la elite social, muy afecta a las artes, las letras y la bohemia. Bajo estos mismos presupuestos, que se generalizaron en varias ciudades del país, se crearon en Ocaña –ciudad histórica colombiana donde se realizó la Convención que organizó Bolívar- grupos similares que aún hoy en día, tienden a manifestarse.
La primera tertulia literaria ocañera de que tengamos noticia, se formó el 4 de marzo de 1860. Entre sus integrantes, se contaba el educador y escritor Lubín Lobo Barbosa, el poeta y periodista José Domingo Jácome Monroy (bisabuelo del editor de Tensiómetro Virtual), el médico y filántropo Margario Quintero Jácome, el historiador Eustoquio Quintero, Alcibíades Lemus y el poeta Daniel Cardona. El grupo se denominó Liceo de Hacarí.
Estos talleres y tertulias, como son un escenario propicio para la creatividad, el goce literario, la amistad, el encuentro placentero pero, sobre todo son un escenario para la creatividad y la práctica de valores. Estos talleres y tertulias, sin embargo, no son un escenario propicio para el protagonismo inapropiado e impertinente ni para el afán de figuración descomedida. En ellos, por el contrario, se deben respetar las diversas opiniones y también el uso de la palabra. Todos tienen derecho al uso de la palabra puesto que la palabra es un derecho. Es de muy mala educación arrebatar el uso de la palabra o pretender tener la “última palabra”. El exceso de protagonismo individual e inapropiado ahoga las iniciativas diversas de quienes desean aportar algo a la vida del taller. El taller y la tertulia crean, funden y enseñan para la vida. El protagonismo disocia, aleja, excluye.
En todos estos escenarios el protagonista por excelencia es el objeto mismo del taller y de la tertulia. Es decir, la poesía, el cuento, el ensayo, el guión, etc. Un ejemplo de esto lo vivimos el pasado viernes 25 de septiembre el que el protagonista central fue la poesía. La tertulia literaria es una actividad cultural y educativa que se está desarrollando en diferentes tipos de entidades ya sean escuelas de personas adultas, asociaciones de madres y padres, grupos de mujeres, entidades culturales y educativas.
El Protagonismo. Por Shikry Gama --- Lorenia, 6/9/1994. Reproduzco textual y parcialmente lo que este autor ó autora) señala sobre esta práctica.
1.- Los humanos de este siglo, desde niños hemos puesto nuestros sentidos en la observación de películas cinematográficas y en las historias novelescas de la televisión. Vivencias en las que se narra la vida de personajes famosos. Historias que son interpretadas por actores que protagonizan el papel de los principales personajes. Así, sin percatarnos, desde niños empezamos a desear ser los protagonistas que imitan a esos personajes principales de las historias que se relatan en los filmes y las telenovelas.
2.- El protagonismo es esa manía de sentirse el centro de la atención social. Es esa obsesión de ser reconocido como la persona más calificada y necesaria en determinada actividad, independientemente de que se posean o no méritos que lo justifiquen. La ilusión por ser reconocidos como el personaje principal de su entorno social, mueve a la ficción de simular ser lo que no se es, hasta llenar ficticiamente sus vacíos vivenciales.
3.- Los vacíos vivenciales inducen a jactarse de grandeza, de popularidad o de ensoberbecimiento, en la enajenante esperanza de un mañana en el que pudiera protagonizar el papel de ser el héroe o la heroína de las películas y telenovelas preferidas.
4. El protagonismo se ha constituido en un síndrome psíquico que nos impulsa a ser extravagantes, que nos hace creer que son aquello que no somos realmente. Cuando descubrimos algún conocimiento especial o cuando nos enteramos de ciertas circunstancias de la vida de los demás, no vacilamos en tratar de penetrar en esos ambientes y ganar esos espectadores que nos concedan la admiración y el reconocimiento que aspiramos.
5. Es cierto que todo ser humano necesita fortalecer su autoestima con el afecto, el amor, el respeto y la admiración de sus semejantes; pero, cuando caemos en el protagonismo, ¿estamos conquistando aquellas cosas que tanto deseamos?, o ¿no será más bien, que -sin darse cuenta- estamos haciendo el ridículo de aparentar ser lo que realmente no somos?
6. Hombres y mujeres de todas las esferas sociales, insensatamente compiten en una carrera por tratar de ser protagonistas de paradigmas ajenos y extrañas a la historia de sus vidas, cayendo en el auténtico protagonismo de las enajenaciones conocidas.
Meditemos, porque el protagonismo -sin habernos propuesto- ha logrado arrastrar a la conciencia social de nuestro mundo creando personajes de ficción que confunden nuestras relaciones con quienes nos rodean. (Hasta aquí la cita de Shikry Gama)
El Taller de Escritores Gabriel García Márquez, tiene una larga tradición, excluyendo el protagonismo, desde luego, en todas estas prácticas y valores. Solo tenemos que recordar la metodología empleada en cada una de sus sesiones. Lo demás sólo es saber respetar lo acordado y dejar al director hacer lo que corresponde. (Ver anexo, Funciones del Director)
El libro Talleres de literatura –Teoría-metodología –creación, del Taller de escritores “Gabriel García Márquez” de la Fundación Universitaria Autónoma de Colombia (1984) en su parte de Documentos Organizativos, que gentilmente me ha facilitado en calidad de préstamo el Director Hugo Correa, señala los diferentes aspectos sobre el funcionamiento del Taller. Entre estos aspectos sobresalen: los principios generales, objetivos, particularidades metodológicas, derecho de los talleristas, deberes de los talleristas, prohibiciones de los talleristas , funciones de las secciones y funciones del director.
En los actuales momentos, en el taller nos encontramos varios docentes o ex docentes que bien podríamos aportar nuevos elementos que enriquezcan y cualifiquen los procesos de aprendizaje y de cualificación, teniendo en cuenta la presencia de un buen número de personas asistentes.
Como un aporte al buen funcionamiento del Taller, brindo la posibilidad de entregar cada semana una fotocopia de estos documentos, en el deseo de estudiar la estructura organizativa del taller y de avanzar cualitativamente en su mejoramiento.
Es una obligación de cada uno de los talleristas fortalecer el taller con más esfuerzo y trabajo literario y menos protagonismo.
Leonardo Gutiérrez Berdejo
Taller de escritores Gabriel García Márquez.

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